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Fisioterapeuta Colegiada Nº 1255

Sandra de la Fuente Seivane

He de confesar que cuando inicié la formación en Fisioterapia, allá por el año 2000, albergaba ciertas dudas sobre si mi elección habría sido la correcta. Desconocía en gran medida las posibilidades que ofrecía esta profesión. Pero en 2004, título en mano, ya lo tenía claro: era mi vocación. Estaba lista para embarcarme en el mundo laboral.
Unos años después, mi predilección por el empleo de técnicas manuales y mi afán por saber cómo abordar casos que hasta el momento se me antojaban imposibles, me encaminaron a cursar estudios en Osteopatía. En la ECO (Escuela del Concepto Osteopático) de Santiago descubrí no sólo nuevas y variadas técnicas, sino lo que suponía realmente el “enfoque global del paciente”.
Aprendí a escuchar lo que el cuerpo del paciente cuenta, más allá del dolor que aparece; a ver pequeños detalles de la postura, de la piel, del movimiento, que son la clave para entender el cuadro clínico que cada paciente trae consigo. Y sobre todo, entendí que lo más importante en un tratamiento es el respeto al cuerpo, que las técnicas ganan efectividad si se presta atención a la respuesta del tejido.
En esta profesión, como en muchas otras, nunca dejas de tener inquietud por saber más, así que en los últimos años me especialicé en Osteopatía Ginecológica y en Osteopatía Pediátrica, dos ramas que siempre me habían interesado y que hasta el momento han resultado ser muy gratificantes.
Y aunque todos los años me reafirmo en que esta es la última formación que añado a mi currículum, lo cierto es que cuanto más te enseñan, más quieres aprender, así que intuyo que aún quedan pasos que dar en el camino.

¿Por qué Eos?

La diosa Eos en la mitología griega es la personificación de la aurora, el amanecer o despertar de los mortales. Hija de los Titanes Hiperión y Tea, no es tan popular como sus hermanos Helios, el sol y Selene, la luna.

Cuenta la leyenda que cada mañana Eos salía de su hogar al borde del océano que rodeaba al mundo, sobre una carroza de luz tirada por cuatro corceles blancos, para anunciar la venida de su hermano el sol. Descorría las cortinas púrpura de la noche, alejando a Morfeo y a las estrellas, para dejar paso a Helios, permitiendo así que éste brillara en el cielo en todo su esplendor.

Hace tiempo alguien me dijo que la Fisioterapia o la Osteopatía no tienen la capacidad de curar a nadie. El terapeuta no cura, no es su función. El objetivo que se persigue es eliminar los obstáculos que no permiten al organismo funcionar correctamente, retirar lo que estorba para que el cuerpo haga uso de la capacidad de autorregulación que por naturaleza tiene, curándose a sí mismo. En definitiva, abrirle las puertas, descorrer las cortinas, dejando el camino libre para que el cuerpo brille por sí mismo. Pretender que tenemos la capacidad de curar me resulta ciertamente pretencioso. Allanar el camino para que el organismo cumpla su cometido me parece más realista.

De ahí el nombre. Eos tiene un papel secundario, aunque importante, y el paralelismo me pareció muy gráfico. Y en Eos pretendemos ayudar a nuestros pacientes en todo lo que sea posible, para que logren mejorar su calidad de vida.